De sobra es conocido por todos el cuerpo militar de la legión, bien sea por la cabra que siempre les acompaña, o bien por el alto nivel de exigencia física y psíquica que se necesita, no solo para pasar las duras pruebas de selección, sino para mantenerse durante muchos años en este cuerpo de élite. Entrenamientos y tareas muy exigentes, presión y cumplimiento de órdenes a rajatabla y poco margen de flexibilidad, según comentan algunos de sus integrantes en algunas entrevistas realizadas en medios de comunicación.
Pero este cuerpo de élite parece que últimamente ha creado una especie de «filiales» en algunos hogares de nuestra sociedad, siendo alguno de estos un verdadero espacio de tareas excesivas, obligaciones las 24 horas del día, castigos y actividades extraescolares impuestas por los padres, aunque por supuesto, siempre desde la buena voluntad para educar bien a nuestros hijos, o para intentar que no les falte de nada.
¿Qué niño no esta apuntado a una actividad extraescolar? Es cierto, que muchos de estos padres se ven presos de jornadas de trabajo interminables donde a penas pueden pasar tiempo con sus hijos, no disponiendo de ninguna persona de apoyo para dejarlos y teniendo que recurrir a apuntarles a muchas actividades para llenar las tardes, como por ejemplo, fútbol, inglés, vela, guitarra, hípica, baloncesto, refuerzo escolar, natación, y un largo etc. Pero por otro lado, también existen los padres que siempre piensan que «más es más» y «cuanto más, mejor». Esto en numerosas ocasiones conlleva a tener a los niños casi el mismo número de tareas y obligaciones durante el día que nuestros colegas legionarios.
Imaginaros por un momento, a este cuerpo de élite estando durante tres meses sin librar ningún día de sus tareas y obligaciones estando las 24 horas del día por y para el servicio, y que a los pocos días una llamada del gobierno les destina al Líbano a realizar una misión militar.
¿Están estos al 100% de sus capacidades físicas y psíquicas para someterse a dicho ejercicio profesional? ¿No verdad? Pues con algunos niños pasa algo parecido, durante los tres meses que dura un trimestre escolar, están casi la totalidad de su tiempo dedicados a sus tareas académicas, como es normal, y a sus numerosas actividades extraescolares, que incluso algunas de ellas, no han sido escogidas ni por ellos. Pero eso si, después de tres meses, cuando se termina el trimestre, y se entra en la época de exámenes y evaluaciones, tienen que traer todas las notas con notable o sobresaliente. Porque claro, sino es que nuestro hijo sufre alguno de los tantos trastornos psicológicos o de aprendizaje que tan de moda están últimamente en las aulas, pero que muchos de ellos no cumplen la totalidad de de los criterios requeridos para tal diagnóstico, como por el ejemplo el tan famoso TDAH (trastorno por déficit de atención e hiperactividad).
Son muchos los profesionales de este sector que se cuestionan dichas decisiones por parte de los padres, como por ejemplo Miguel Ángel Diaz-Sibaja , de la Unidad de Salud Mental infanto-juvenil del Hospital de día de Algeciras, que afirma que » los menores españoles están sobrecargados de actividades extraescolares y que es un reflejo más de la sociedad en la que vivimos».
Numerosos estudios han demostrado que las actividades extraescolares tienen un beneficio para el rendimiento académico, pero lo cierto es que debemos tener en cuenta los gustos, las necesidades, y sobre todo, la voluntad de nuestros hijos. Vamos, lo que viene siendo escuchar de toda la vida, para que algo que aporta un beneficio, no ejerza un efecto contraproducente en el joven.
Es muy importante, que los propios hijos se impliquen en la elección y en la carga horaria de sus actividades extraescolares, principalmente para prevenir posibles casos de ansiedad y frustración. Si, no solo los adultos tenemos ansiedad, los niños también. Además, es muy importante destacar que muchas veces esta sintomatología se enmascara con la irritabilidad, dificultando así su detección. Por eso es imprescindible que los padres mantengan una buena comunicación con ellos, observando en todo momento si manifiesta alguno de estos síntomas por no tener tiempo para sus tareas obligatorias y lúdicas.
Algunos de los principales comportamientos que nos pueden ayudar a detectar si nuestro hijo está teniendo algún problema de ansiedad son los siguientes:
- Preocupación repetida y excesiva en varias áreas, tales como familia, las amistades, tareas escolares, rendimiento deportivo, salud propia y de la familia, así como cuestiones cotidianas de menor importancia.
- Tendencia a buscar repetidamente la protección de los padres u otras personas por sus temores.
- Evitan la novedad, las noticias negativas, situaciones inciertas y cometer errores.
- Síntomas físicos como insomnio e irritabilidad cuando están preocupados.
Recordemos que un niño debe tener tiempo para sus obligaciones académicas y que, por supuesto que es muy recomendable que realice actividades extraescolares para divertirse y relacionarse, corriendo detrás de una pelota, aprendiendo un idioma o tocando un instrumento musical. La cuestión es que nunca debemos perder de vista, que los niños, son eso, niños, y como tal tienen que tener tiempo para jugar, ensuciarse, o incluso aburrirse.
Fútbol, piano, dibujo, lenguaje musical, baile, vela, violín, inglés, gimnasia rítmica, ajedrez, informática, hípica, alemán…¿Y si antes de decidir nosotros por nuestro hijo, le preguntamos cual es la que más le motiva?
Pere Grimalt
Psicólogo CV 12295 General Sanitario y Especialista en adicciones.