Objetivos y autotorturas en Septiembre

Como ya es habitual por estas fechas, generalmente, se dan ya por terminadas las vacaciones. Llega Septiembre y con él los propósitos para el “nuevo curso”. Hacer más ejercicio físico, dedicar más tiempo a nosotros mismos, intentar ahorrar, aprender inglés, o dejar de fumar son los grandes clásicos.

En ocasiones el establecernos unos objetivos a medio corto plazo, nos permite no desviarnos y focalizar toda nuestra atención en movilizar todos los recursos personales para alcanzar aquello que nos hemos propuesto, bien sea sacarnos el B2 de inglés, o ahorrar para pagar la entrada de un piso nuevo. Esto en muchas ocasiones está bien, otras no será suficiente y en otras se convertirá en un verdadero suplicio, porque sino lo conseguimos, aparecerá la ansiedad, nos machacaremos y nos frustraremos debido al alto nivel de autoexigencia que solemos tener con nosotros mismos.

Es obvio, que el funcionar por objetivos puede resultar en muchas ocasiones eficaz para conseguir metas a corto y medio plazo ¿pero y si esos objetivos fijados están dejando de lado mis valores como persona? Por ejemplo, puedo salir a hacer deporte porque me gusta ya que me considero una persona activa, me divierte hacer ejercicio, y además me gusta cuidarme, o por el contrario, hago deporte porque me han dicho que es bueno para para quitarme la ansiedad y no porque a mi me gusta.

Te propongo un ejercicio:

Coge papel y boli y describe como te sientes ahora mismo y como te estás relacionando con tu entorno en la actualidad, por ejemplo, si estás haciendo mucha vida social, si estás comiendo bien, si te sientes retraído, si estás dedicando tiempo a tu formación o inquietudes, si estas alegre o triste, si notas que estás menos hablador, si estás practicando algún hobbie o no, etc. Dóblalo y guárdalo. Al día siguiente de haberlo hecho, ponte delante de un espejo, coge otra vez papel y boli, mírate, y descríbete desde lo mas profundo de tu ADN psicológico. ¿Quién eres?, ¿cómo eres?, ¿qué es lo no negociable en ti?, ¿qué te gusta hacer?, ¿qué te sienta bien hacer cuando estás mal?, ¿qué no toleras?, ¿si fuera hoy tu funeral, como o por que, te gustaría que te recordasen tu pareja, amigos, y familiares? Compara los dos papeles.

Seguramente, en el primer papel aparecerán sentimientos, emociones y conductas más propias de la cumplimentación, o no, de las tareas, objetivos, demandas o necesidades de la vida cotidiana, y por el contrario en el segundo papel, lo que de verdad te define como persona, o lo que es lo mismo, tus valores personales.

De cara a este “nuevo curso”, te invito a que reflexiones sobre la coherencia entre tu forma de relacionarte contigo mismo y con el mundo día tras día, y tus valores como persona. ¿Estás a gusto o satisfecho con lo que haces? ¿Puedo cambiar algo para sentirme mejor conmigo mismo? Márcate un par de objetivos a corto y medio plazo que te motiven, que te hagan sentirte vivo, pero sobre todo que sean coherentes con tus valores y en quien eres.

Está claro que la vida no es de color de rosa, más bien es una montaña rusa, y las decisiones muchas veces cuesta tomarlas por el miedo a la incertidumbre, o porque realmente la situación personal es muy complicada. Pero bueno, tal y como dice Richard Wiseman investigador británico, y profesor de entendimiento público de la psicología en la Universidad de Hetfordshire, “si respiras estas vivo, y si estas vivo hay esperanza”.

 

Pere Grimalt Ribes

Psicólogo Cv12295, General Sanitario y Especialista en adicciones.

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