INSOMNIO. LA PEOR DE LAS PESADILLAS

Son las 7:00 de la mañana, suena el despertador y Joaquín se levanta como cada día para ir a trabajar a la oficina. Ducha, desayuno rápido, ansiolíticos y antidepresivos correspondientes y corriendo al metro. Jornada de 8:00 a 13:30 y de 16:00 a 19:30. Terminada la jornada, regreso a casa, tareas varias de mantenimiento del hogar, cena y a dormir. Bueno, dormir, por decir algo, ya que nuestro colega cada noche practica ejercicios de contabilidad de ganado ovino, contorsionismo y una buena dosis de observación minuciosa de las grietas del techo. Al día siguiente, misma rutina, más descuidos en el trabajo y del estado de humor, mejor ni hablemos. Cada día que pasa, Joaquín duerme menos, y por consiguiente, peor rendimiento a nivel profesional, acompañado de una buena dosis de mal humor.

El sueño es un proceso fisiológico fundamental en nuestro día a día que se le debe dar la importancia que merece. Está implicado en los procesos atencionales, humor, funciones ejecutivas, en la regulación hormonal, en el crecimiento, en la memoria, reparación de tejidos etc. Vamos, que si no dormimos ni descansamos lo suficiente, no pegamos una al sitio, y además no nos aguantamos ni nosotros mismos. Seguro que os suena.

El sueño, al igual que pasa con el apetito sexual, es uno de las principales frentes que ataca la ansiedad cuando estamos pasando una mala racha, y además, si ya nos costaba dormirnos, por si acaso nos metemos en la cama condicionándonos a nosotros mismos “esta noche tampoco voy a dormir”, “no se para que me acuesto”, “a saber a la hora que me duermo” etc.

¿Pero que puedo hacer para intentar dormir o descansar un poco mejor? En primer lugar, date permiso para tener ansiedad y acéptala. Todas las personas pasamos por malas rachas, al menos una vez en la vida, así que te aconsejo que no intentes negarlo porque te va a ser contraproducente. El deporte es muy buen ansiolítico, pero intenta terminar de hacer ejercicio entre 4 y 5 horas antes de irte a la cama, puesto que puede ser que experimentes demasiada activación para dormirte. Si tienes muchos “quehaceres” al día siguiente, tu cabeza es normal que cuando se meta a la cama empiece a alertarte de todo y cada uno de ellos en forma de pensamientos para que no se te olviden al día siguiente, así que hazle un favor a tu cerebro y apuntalo todo en una lista o en la agenda. Te sorprenderás del peso que te quitas de encima por no estar a cada dos por tres revisando el “planinng” para la mañana siguiente. Intenta no cenar e irte directamente a la cama, ya que pasaras bruscamente de estar activad@ a pretender dormirte. Una buena lectura, una película, o una conversación en el sofá antes de irte a la cama te pueden ayudar a bajar la activación. De esta forma el cerebro, automáticamente irá predisponiendo al cuerpo para el sueño, bajando la activación.  Una vez dentro de la cama, no utilices dispositivos electrónicos, como radios, i-pods, tablets, móviles, ordenadores, puesto que aparte de activarte, más te dificultará la inducción del sueño, ya que la pantalla de estos dificulta la liberación de melatonina, la cual desempeña un papel fundamental en el sueño.

Recuerda, dormir no está sobrevalorado.

 

Pere Grimalt

Psicólogo CV12295 General sanitario y especialista en adicciones.

 

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