El duelo. Cuando el malestar y el sufrimiento llaman a la puerta.

A lo largo de nuestra vida, vamos a pasar por momentos agradables, felices y de mucha plenitud, pero también, inevitablemente, por malos o donde el sufrimiento y malestar psicológico estarán presentes nuestro día a día. Respecto a estos últimos, quizá el más destacado es el duelo, el cual, se define como un proceso psicológico que se lleva a cabo después de una perdida, bien sea de una persona querida, de una relación, de un empleo, etc.

Debido a esta pérdida, este proceso, afecta física y psicológicamente a la persona, provocándole una sensación de malestar psicológico. No obstante cabe destacar, que el duelo, a pesar de que sea doloroso y universal, es totalmente necesario para poder reintegrar esa perdida en nuestra vida diaria.

En el transcurso del duelo normal, al principio es normal tener conductas evitativas o de negación, debido al shock emocional que produce esta perdida, pero lo importante es saber reconocer que entran dentro del proceso normal para la posterior reelaboración del duelo. Por norma general, después de la negación suelen aparecer las emociones relacionadas con la ausencia de este ser querido o de lo que hayamos perdido, como por ejemplo la tristeza. Esta, suele ser la fase más «peligrosa» porque las personas, en este periodo, tenemos más riesgo de aislarnos, generalmente, para evitar que la gente no vea como nos estamos sintiendo tras esa pérdida.  Para evitar en la medida de lo posible esto, es imprescindible tener buen apoyo social para poder comunicar como nos estamos sintiendo o como estamos viviendo esa pérdida. Por último, tras este periodo melancólico y apático, suelen aparecer los primeros síntomas de aceptación de la perdida, los cuales se visibilizan, generalmente, cuando la persona ya es capaz de ir haciendo comentarios sobre esta.

A pesar de esto, en algunas ocasiones, la persona por los motivos que sea, y por supuesto ajenos a su voluntad, experimenta lo que los profesionales sanitarios definimos como «duelo patológico», el cual produce en la persona una serie de sentimientos prolongados de culpa por lo que hemos o no hemos podido hacer con la persona o lo que hayamos perdido, o pensamientos recurrentes sobre no ser capaces de rehacer nuestra vida tras esa perdida. También, pueden aparecer interferencias a nivel físico o psicológico que no nos permitan realizar las tareas de la vida cotidiana de forma sencilla, al igual que también pueden darse experiencias alucinatorias distintas a la de escuchar la voz o ver la imagen fugaz de la persona fallecida, las cuales en algún momento puntual del transcurso del duelo normal, pueden también llegar a aparecer.

Recuerda, que nadie elige como sentirse después de haber perdido un ser querido, un trabajo importante, o una relación sentimental. Por tanto, si estás experimentando con demasiada frecuencia estos últimos síntomas, o simplemente crees que necesitas un cable para manejarte en esta nueva situación, acude a un profesional de la psicología que estaremos encantados de escucharte y echarte una mano.

 

Pere Grimalt

Psicologo CV 12295 General sanitario y especialista en adicciones

Deja un comentario